3 may 2015

Cataratas de amor...

El clima y la humedad hace un contexto inmejorable para el desarrollo de un bioma donde conviven más de 2000 especies distintas de árboles y otras tantas de animales silvestres de todo tipo.

Por el idioma, los rasgos de la cara  e inclusive la vestimenta, gente de todo el mundo alcanza uno a distinguir, hacen también, al paisaje del lugar. El verde como color primario, el aroma a recién regado, fresco como la menta o como el helado de yerba mate que acá y solo acá se hace.
Hicimos el primer tramo a pata, era el sendero denominado verde, por obvias razones, no era como ir en la selva, era ir por la selva. Aproximadamente unos 1000mts nos separaban de la primera estación, llamada cataratas, ahí un trencito ecológico (eléctrico) te llevaba hasta la mismísima y mundialmente reconocida Garganta del Diablo. Paisaje majestuoso, imponente si los hay, la fuerza del agua, el sonido que produce al caer, la bruma a modo de llovizna deslumbra a los turistas nacionales o internacionales. 
Volvimos en el mismo tren que nos habia llevado, la estacion destino era Cataratas, ahi nos esperaban dos circuitos el superior y el otro mas exigente que era el inferior. Este último era bajando senderos con escalinatas hasta llegar al pie de las cataratas, magnifica vista de las mismas, de fondo la Garganta del Diablo que a lo lejos seguía asombrándonos con su belleza.

El circuito superior, menos exigente para hacer con un bebe y su changuito, la vista de las Cataratas -el salto de las Dos Hermanas, Adan y Eva-  desde arriba, es simplemente maravilloso, todo en el Parque Iguazu es maravilloso, con la salvedad del impacto del hombre sobre la naturaleza. Salvo coaties y alguna iguana o algo parecido no hemos visto tan siquiera uno, y claro, con tanta gente andando y conociendo, el ruido abrumador de helicópteros sobrevolando la zona, sumado a las lanchas corren a los animalitos de su propio habitat natural. 
Fue un día largo, de intensas caminatas bajo el sol, pero la verdad valió la pena pues los paisajes que hemos tenido la dicha de contemplar nos acompañaran a los tres por el resto de nuestros días.


Por acá anduvimos